miércoles, 10 de mayo de 2017

LOS JUEGOS QUE COLOCAN


Elisa, una joven agente federal muy atrevida con un arma y muy cobarde con lo que siente, y su equipo secreto de genios: Hada, una increíble mecánica y un tanto atrevida; Hugo, un psicólogo y médico estupendo pero un tanto cortado con situaciones amorosas; Noel, una mente privilegiada e increíble pero no es capaz de expresar lo que siente y Arturo, un portentoso matemático adicto a los cómics; resuelven casos imposibles de resolver para otros agentes con la ayuda de Mario, el hijo de Elisa que es un niño superdotado y tímido.

Un día, el supervisor de Elisa le llama por un caso más raro de lo normal, tenía que averiguar quien creo un juego que, a trabes de sus niveles ocultos, se traficaba con droga. Tras reunirse con su equipo empiezan la investigación intentando rastrear el lugar desde donde se creo la primera señal. Tras darse cuenta que el sistema que usan es muy raro y que la señal rebota en más de diez servidores deciden entrar al juego personalmente. Para ello necesitan un jugador y Arturo es el ideal para eso, ya que es adicto a juegos. Entre todos consiguen contactar con uno de los creadores y para meterle presión le mienten diciendo que han descubierto su identidad y que es mejor que se entregue. El creador del juego se desconecta pero para entonces ya habían tenido tiempo suficiente para saber que uso un teléfono y que se encontraba en una concentración de jugadores. Para infiltrarse tienen que parecer jugadores de verdad, y para ello no llevaran ninguna acreditación de ningún tipo, solo los pinganillos. Cuando se dan cuenta cual de todos los jugadores es se escapa. Mientras persiguen al creador, Mario, que se había quedado en el garaje, contacta con ellos para contarles que las imágenes del juego son reales, que existen en la vida real. El pequeño genio les dirige por el recorrido del juego hasta llegar a una superficie bajo tierra donde en el juego te dan comida y monedas y en realidad es donde tienen la droga escondida. Siendo consciente de que no tenia la acreditación de policía, Elisa, llama a su supervisor para que le envíe un patrulla para detener al creador del juego y de la compra-venta de la droga. Los policías consiguen encerrar tanto al creador como a los que le pasaban la droga, llevándolos a todos ante el juez y, posteriormente, a la cárcel. Para celebrar ese gran triunfo del bien, todo el equipo, menos Mario que el próximo día tenía colegio, se fueron a cenar y a divertirse después del duro día de trabajo.


El narrador de esta historia es tercera persona omnisciente, esto es, lo sabe todo sobre los personajes.

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